Cuando comencé con este blog tenía un propósito totalmente
diferente al que ahora tiene, pero eso no me impide que de vez en cuando les
cuente alguna anécdota relacionada algún plegado, esta que les voy a contar es
una de ellas.
Actualmente estoy haciendo mi última práctica docente, que por cierto ya casi voy a terminar y me
toco un tercer grado bastante particular, son toda una paleta de personalidades,
un verdadero coctel como dirían por allí, que me han brindado cientos de
situaciones/experiencias/momentos de los cuales estoy profundamente agradecida
porque me han ayudado a fortalecerme, pero hace unos días, que no fue un día
del todo agradable; uno de mis estudiantes se me acerco y me dijo que tenía
algo para mí, me causo mucha curiosidad porque ya habíamos terminado todas las
actividades del día y estaba por irme, cuando vi que metió su mano al bolsillo
y saco una figurita de origami y me dijo “Tome profe yo sé que le gustan” créanme
que mi cara fue épica al ver esa hermosa cosita en sus manos, ha sido uno de los
detalles más tiernos que me han dado, lo abrace y le di las gracias, luego me
dijo “Si no lo sabe hacer, cuando quiera le enseño”. Es hermoso saber que no
hay un solo día en el que no aprendas algo nuevo y quien menos te imaginas te
pueda brindar un aprendizaje tan significativo.
Días después durante el recreo me explico cómo hacerla y
plegamos un par de figuras más. Antes contaba las días que había cumplido en la
escuela ahora solo cuento los días que me quedan allí, me complace mucho saber qué
hay niños tan interesados en plegar y me contenta mucho que uno de esos chicos
sea mi estudiante.
Es por eso que el pato que mi estudiante me enseño a plegar
es el 149 de este reto.
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